El rey de Francia Luis IX (1214-1270) representa el tipo del laico que vive según el Evangelio. Fue un esposo lleno de ternura, un padre preocupado por la educación de sus once hijos y un jefe de Estado atento a la justicia y a la paz. Vivió humildemente su fe día a día, orando, sirviendo a los pobres y disfrutando de una alegría franciscana.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 20, 2-3
De tu poder, Señor, se alegra el justo, se alegra en el triunfo que le has dado. Le otorgaste lo que él tanto anhelaba.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste pasar a san Luis, rey de Francia, de los cuidados de un gobierno temporal a la gloria del reino celestial, concédenos, por su intercesión, que, por el desempeño de nuestros deberes temporales, busquemos tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.]Del libro de Rut 1,1. 3-8. 14-16. 22
En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país de Judá y un hombre de Belén, llamado Elimélek, se fue a residir con Noemí, su esposa, y sus dos hijos a la región de Moab.
Murió Elimélek, y Noemí se quedó sola con sus dos hijos. Estos se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orpá y la otra, Rut. Vivieron ahí unos diez años y murieron también los hijos de Noemí, Malón y Kilión, y ella se quedó sin hijos y sin esposo. Entonces decidió abandonar los campos de Moab y regresar al país de Judá con sus dos nueras, porque oyó decir que el Señor había favorecido al pueblo y le daba buenas cosechas. Se pusieron, pues, en camino, para volver a la tierra de Judá. Entonces Noemí dijo a sus dos nueras: “Vuélvase cada una a casa de su madre. Que el Señor tenga piedad de ustedes, como ustedes la han tenido con mis hijos y conmigo”.
Ellas rompieron a llorar y Orpá besó a su suegra, Noemí, y se volvió a su pueblo; pero Rut se quedó con su suegra. Entonces Noemí le dijo a Rut: “Tu concuña se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú también con ella”. Pero Rut respondió: “No insistas en que te abandone y me vaya, porque a donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios”.
Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, regresó de los campos de Moab y llegó con ella a Belén, al comienzo de la cosecha de la cebada. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 145, 5-6. 7. 8-9a. 9bc-10
- Alabaré al Señor toda mi vida.
Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra. R.
El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R.
Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R.
A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 24, 4. 5
Aleluya, aleluya.
Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.]Del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?” Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”. Palabra del Señor.
- REFLEXIÓN: Como respuesta a un malintencionado doctor de la ley, Jesús –evocando dos textos del Antiguo Testamento: Deuteronomio 6, 4-9 y Levítico 19, 18– compendia todas las normas de comportamiento en torno al único mandamiento del amor en su doble dimensión: Dios y el hombre. Él proclama, por ello, semejante al amor por Dios el amor por el prójimo. Jesús, al revelar que «Dios es amor» (Cfr. 1 Jn 4, 7-12), revela también que el hombre sólo será capaz de realizarse plenamente en el amor. En la perpetua y dinámica tensión entre estos dos polos habrá de transcurrir, con gran armonía, toda existencia cristiana.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por esta ofrenda que te presentamos, Señor, en la conmemoración de san Luis, rey de Francia, concede a tus fieles los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 16, 24
El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que los sacramentos recibidos, Señor, en la conmemoración de san Luis, rey de Francia, santifiquen nuestras mentes y nuestros corazones, para que merezcamos participar de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.